Los designados VIP

O de cómo utilizan la herramienta gremial para acomodar subordinados

El año arrancó y la gestión de Humanidades no pierde tiempo para darle cargos a sus docentes amigxs. La novedad es que esta vez pretenden hacerlo utilizando el Convenio Colectivo de Trabajo. La herramienta colectiva para garantizar derechos laborales de lxs docentes es, en manos de Humanidades, una herramienta para beneficiar a un grupo selecto de subordinadxs, los designados VIP.   

El Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) del Gremio de Docentes Universitarios nació con el espíritu de paliar un viejo déficit de la Universidad: subsanar la precarización laboral en la que se mantuvo a muchxs docentes a lo largo de décadas mediante el derecho a una negociación colectiva. Un docente regular -con estabilidad en el cargo- posee derechos que no tiene un docente interino o a término, uno de esos derechos es la participación política (votar, ser candidatx, etc.). Mantener a lxs docentes sin concursar fue el modo en el que muchas gestiones de diferentes facultades controlaron el “poroteo” a su favor, de modo que lxs no concursadxs solían no ser oficialistas o, directamente, opositorxs. Así, el CCT venía a clarificar un procedimiento a los fines de defender los derechos en materia laboral de lxs docentes y evitar interpretaciones caprichosas de parte de algunas autoridades.

Aunque lo plasmado en el actual CCT no expresa todas las reivindicaciones y derechos por los que se ha luchado históricamente, representa un piso que permite una mejor articulación en la lucha por la Carrera Docente. Sin duda este es el caso del art.14 del CCT, que establece que la cobertura de las vacantes, ya sean transitorias o definitivas, deberán realizarse mediante la promoción transitoria de aquellxs docentes de la categoría inmediata inferior (ver la letra del artículo acá).

Dado el modo en el que empiezan a utilizar el CCT en Humanidades, este espíritu de subsanar derechos que tenía en su concepción, queda abiertamente trastocado y, en algunos casos, directamente invertido. A partir de una libre interpretación del artículo 14, el CCT es utilizado como excusa para designar gente políticamente fiel en cargos altos. Saltos de Ayudante Graduado a Adjunto, sin respetar otras jerarquías en el área, personas que concursaron hace un año en un área y son promovidas de Ayudante a Adjunto en otra área, concursos de CCT cerrados al área cajoneados. En suma, es utilizado para continuar designando discrecionalmente y distribuyendo los recursos públicos según sus propios intereses y en desmedro del cumplimiento de la Ley. Todas las cosas a las que Humanidades nos tiene tristemente acostumbradxs. Aquellas arbitrariedades y caprichos sectoriales que pretendían ser evitadas con el Convenio, son ahora pretendidamente reguladas por el mismo. 

Hay dos casos paradigmáticos -ambos en la carrera de Filosofía- que ilustran la discrecionalidad de la gestión de Humanidades al decidir por pautas propias, habilitando condiciones de privilegio a través de relaciones personales. La promoción de un ayudante graduado (Maximiliano Loria) al cargo de adjunto en la misma materia donde tiene su cargo, saltando así la jerarquía estipulada por la carrera docente y la promoción de un ayudante graduado (Eduardo Assalone) en el cargo de adjunto en una materia en la que no tiene su cargo y ni siquiera pertenece al área de su cargo. Por supuesto, no se trata solamente de beneficiar a los privilegiados, sino también, y en un mismo movimiento, de perjudicar a sus opositores políticos. Decimos esto pues los cargos que ellos consideran vacantes y a los cuales se los pretende promover, fueron ganados por 2 docentes que se sometieron a una comisión evaluadora (realizada por el Departamento de Filosofía) y cuyas designaciones fueron sistemáticamente votadas en contra por las autoridades de la Facultad (fueron aprobadas y elevadas unas 7 (siete) veces por el Consejo Departamental de Filosofía. (Ver memoria de las sesiones en este enlace)

El caso que nos toca denunciar hoy públicamente es el paradigma de la lógica imperante y la gestión de Humanidades lo sabe. Así lo presenta, como un caso aleccionador. Son tantas las irregularidades cometidas por parte del sector de la gestión para evitar que la Prof. Sonia López ingrese a planta permanente que hace falta un análisis aparte (que incluye misoginia, racismo y otro tipo de prácticas complementarias). Quien haya osado organizarse y discutir la estructura no ingresará nunca a trabajar en la Facultad ni en su carrera, no importan los antecedentes académicos, no importa que haya ganado instancias evaluativas de manera legítima, no será designada, será perseguida, cancelada, desterrada. En cambio, quienes se comporten con obediencia, quienes cumplan con servilismo y quienes se muestren enemigxs de la oposición, serán premiadxs con la posibilidad de saltearse la fila. Para ellxs, el camino a planta permanente es un camino de rosas, no hay dificultades, no se evalúan aspectos académicos: muchxs fueron designadxs de manera interina a dedo, luego con los antecedentes acumulados ilegítimamente se presentaron en concursos amañados. En el caso de Assalone, ingresa directamente para obturar la legítima designación de Sonia López como Profesora Adjunta en Gnoseología pues fue la ganadora del registro para dicho cargo. El camino de Assalone hasta obtener el cargo es un ejemplo de cómo funcionan los privilegios en Humanidades: hace apenas un año le otorgaron el primer lugar en un concurso de Ayudante Graduado teñido de irregularidades (ver en este enlace) ante las cuales ninguna instancia legal funcionó. Una vez designado en una materia del Área Histórica, la gestión de la facultad, avasallando la función estatutaria del Departamento (ver en este enlace), dispone que Assalone cumpla funciones en la asignatura Gnoseología del Área Teoría del Conocimiento. Ahora, tras tres meses de atender un foro virtualmente, utilizando como excusa el CCT, la gestión de la Facultad lo promueve a Adjunto en dicha materia, la cual no pertenece al área donde concursó y donde ni siquiera tiene su cargo docente. El famoso nepotismo, hoy se ejecuta a través del CCT.  

A lo largo de 20 años, distintas generaciones hemos llevado a cabo infinidad de luchas y denuncias en contra de los privilegios, el clientelismo, el nepotismo y la ausencia de perspectiva educativa que florecían como consecuencia de estas dinámicas en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades. Tras muchos años de organización, una coalición entre estudiantes, graduadxs y docentes con una larga historia de participación, logró imponer una dirección departamental que tuvo como principal horizonte revertir la lógica de ingreso a la docencia universitaria. Cuando parecía que la democratización llegaría, finalmente, a las carreras de Filosofía, nos chocamos con el núcleo del problema en la institución universitaria: organizar una carrera democráticamente no forma parte de la agenda del poder autárquico que rige la formación superior.

Desde el momento en que el armado docente que siempre administró Filosofía reconoció que ya no estaría a cargo de la dirección del Departamento, se encargó de condicionar la utilización del presupuesto de futuras jubilaciones docentes en una partida de concursos que jamás fue discutida por la comunidad de la carrera. El criterio que se utilizó para definir el llamado de unos catorce (14) concursos nunca se hizo explícito y no se basó en el análisis de la deficiente estructura que ubica a nuestra carrera como una de las que menos docentes cuentan en la facultad. Ante el reclamo por parte de la nueva gestión, que discutió un análisis de planta docente de forma pública -en sesiones del Consejo Departamental- y solicitó modificar los llamados a concursos aprobados con presupuesto aún no liberado, la gestión de la Facultad no sólo hizo oídos sordos sino que comenzó a ensuciar el justo reclamo. Desde este momento se inauguró el comienzo de una política intervencionista por parte de Decanato y el CA sobre el Departamento de Filosofía (ver en este enlace). Si no controlan el CAD, lo administran desde Decanato licuando sus decisiones en un CA unificado. La misión principal: ninguna decisión que implicara el ingreso a planta de docentes no alineados políticamente con la gestión progresaría. Como resultado, no se modificó nada de los llamados a concursos y en todos se repetían al menos uno de un conjunto de 4 o 5 nombres de jurados docentes, los mismos que han sido objetos de recusaciones o impugnaciones a lo largo de los últimos diez años. A pesar de las decenas de presentaciones en Decanato o Rectorado, jamás se le dio curso a ningún reclamo que mostrara las irregularidades en los procedimientos.

La tan mentada y promovida autonomía universitaria, algo que nació para proteger a las universidades de los ataques de censuras y hostigamientos políticos, también fue retorcida al igual que el CCT y hoy en día funciona como excusa perfecta para sostener un esquema monárquico: las autoridades tienen la suma de los poderes, son parte de las denuncias y jueces de sí mismxs, por lo tanto no hay ley. Las estructuras de la institución son putrefactas, se incumplen los reglamentos y no hay a quién acudir porque todxs son lxs mismxs actores/actrices: Decanato, Rectorado y la conducción del Gremio ADUM, son las mismas personas. Si en la facultad se incumple una regla grave, se apela a Rectorado: si el reclamo llega a la oficina de legales es cajoneado o, en el mejor de los casos, lleva un informe desfavorable, este informe vuelve a Decanato y es desestimado o llega al Consejo Superior y es desestimado. Los gremios docente, graduado y estudiante en Humanidades, están compuestos por los mismos nombres que los cargos de autoridad, con lo cual no hay a quién reclamar. En la jerga popular a esto se le llama atender de los dos lados del mostrador. De modo que el camino que queda para progresar en la institución universitaria es aceptando la subordinación a las prácticas adictas y enarbolar el doble discurso: progresismo democratizante hacia afuera y despotismo monárquico hacia adentro.

No somos pocxs los que nos oponemos, criticamos y luchamos en contra del inexorable destino de acólito al que nos someten. Son muchas las voces que permanecen silenciadas bajo el miedo, incluso al interior de los sectores dominantes. Es necesario no callar más. No se puede permitir que destruyan la educación pública. La institución educativa y los gremios tienen que revisar sus estructuras de manera urgente para poder sembrar una sociedad más justa.  

TODO X 2 VOTOS

Sobre la última sesión del Consejo Académico

El cambio en la conformación del Consejo Académico de Humanidades tras los resultados de las elecciones realizadas en septiembre no pasó desapercibido. En el plenario pasado, el penúltimo del año, se votaron los proyectos de dirección de los distintos Departamentos de Humanidades. Sin embargo, también se incorporaron a la sesión las designaciones de algunos concursos muy problemáticos que fueron discutidos durante al menos el último año con la conformación anterior del CA. Un detalle no menor es que los expedientes de esos concursos aun no contaban con un dictamen de comisión (requisito necesario para ser tratado en el plenario). Pero eso no fue un problema para las autoridades de la facultad: “marche una comisión exprés” ordenó la decana y, entonces, tan solo una hora antes del plenario, se llevaron a cabo, de manera apresurada, a espaldas de la comunidad universitaria y con el aval de HxEP (actual conducción del Centro de Estudiantes).

Respecto a la dirección de los departamentos, lxs consejerxs del CA de la alianza UCR – Nuevo Encuentro, llevaron un descargo a favor de cada uno de sus amigxs, lxs flamantes directorxs. Por otra parte, lxs consejerxs, a la orden de la gestión, vociferaron todo tipo de falacias, mentiras y difamaciones contra lxs candidatxs de “los departamentos opositores”: Filosofía y Geografía. Y ahora también las acusaciones recayeron contra uno de los proyectos de dirección del departamento de Lenguas Modernas –Inglés– que tampoco se ajusta a los deseos de la alianza política UCR – Nuevo Encuentro. Su carta de acusación favorita es la violencia. Solo hace falta cumplir con un criterio: ser oposición. No importa en qué departamento de la facultad suceda. Desobedecer es violencia. Denunciar los manejes es violencia. Ser oposición es violencia contra una estructura de poder que no admite la pluralidad de voces.

Es curioso que apelen a un discurso institucionalista para justificar sus acciones cuando poco les importan las decisiones políticas o los proyectos realizados para mejorar las carreras. Les molesta mucho que exista una oposición que haya realizado proyectos coordinados entre estudiantes, graduadxs y docentes. También les molesta que lxs estudiantes participen activamente de las decisiones. Les molesta que en esos “departamentos opositorxs” se haya consolidado un único proyecto y que ese proyecto no esté alineado a su gusto. Les molesta incluso que los “departamento opositores” sean democráticos y que sus propuestas sean contempladas allí. La alianza UCR – Nuevo Encuentro no presentó proyecto alternativo ni para Filosofía ni para Geografía pero además se abstuvieron durante la votación de directorxs en el CA. Nos preguntamos: ¿la acefalía les parece algo institucional? En fin, por más trabas que nos pongan en el camino, seguiremos construyendo departamentos de forma interclaustral, democrática y participativa. Saludamos a las nuevas coordinaciones independientes de los Departamentos de Filosofía, de Geografía y al proyecto alternativo presentado en Lenguas Modernas porque necesitamos más voces discutiendo en pos de una facultad democrática y popular.

Inmediatamente después de la votación de lxs directorxs, continuó la sesión del CA. Dos expedientes figuraban de manera muy críptica en el orden del día. En efecto, se trataba de dos concursos de Ayudante Graduado para Filosofía que tras meses de ser cajoneados por la Decana –Silvia Sleimen– finalmente aparecieron. Es menester mencionar que no es casual que ahora, llegando a fin de año, sean tratados. Ahora la decana tiene la cantidad de votos necesarios (10) para designar a dos de sus amigxs: Assalone y Bedín. En la conformación anterior, la alianza UCR – Nuevo Encuentro solo contaba con 6 votos. Esto resultaba insuficiente pues el CA requiere de 8 votos para realizar designaciones docentes regulares. De esta manera, Sleimen paga su deuda beneficiando a Assalone y a Bedín con un cargo para cada uno. Estos personajes cumplen con el requisito principal: la obediencia. Actuaron de “opositores” en su momento, pero hoy son ese perro fiel que a la primera de cambio te tira un tarascón y te mueve la cola esperando el hueso.

En ambos concursos se pasó por alto la participación estudiantil. Bueno, como pasa en todas las instancias. Muchas veces a lxs estudiantes no les queda otra que estar de acuerdo. Sería interesante empezar a discutir en Humanidades cuál es el rol que tenemos como estudiantes. Hace unos años estaba claro. Pero hoy hemos retrocedido y nos dejamos pasar por arriba. Esto no sucedió en los concursos de los que hablamos, la jurada estudiante alzó la voz para denunciar las irregularidades que vio. Obviamente, su voz fue desoída y desautorizada, pues no se correspondía con la tarea que lxs juradxs docentes y graduada habían ido a cumplir. Incluso el CA participó posteriormente de esa desautorización: no le pidió a la jurada estudiante la ampliación del dictamen correspondiente en respuesta a las impugnaciones del concurso realizadas por lxs postulantes. ¿Para qué hay jurado estudiantil?

Para el concurso de Antropología Filosófica la gestión decidió no convocar como jurado al Profesor Adjunto de la materia, Diego Parente. En su lugar, lxs juradxs fueron Patricia Britos, Antonio Mana (jubilado) y Mogensen (docente del departamento de Historia). Ya que se convocó a un docente jubilado, nos preguntamos ¿por qué no se convocó a Lamarche, quien estuvo a cargo de la materia durante años? En el caso del concurso de Filosofía Moderna, lxs juradxs docentes fueron Britos (otra vez), Comesaña (el jurado jubilado y comodín que se encargó de asegurar el resultado de todos los concursos) y Guardia. Otra vez, ya que se convocó a un docente jubilado, nos preguntamos ¿por qué no se convocó a Graciela Fernández, quien estuvo a cargo de la materia durante años? Las dos materias son troncales en Filosofía y poseen contenidos específicos. Por lo tanto, no da lo mismo cualquier tipo de docente para conformar el jurado. Si queremos mejorar la carrera necesitamos docentes especializados y para eso necesitamos juradxs que sean capaces de evaluar en estas instancias. La respuesta a nuestras inquietudes no posee fundamentación académica. Estxs juradxs son lxs que garantizan los resultados necesarios para la continuidad de la gestión en el poder. Un docente regular representa un voto en las elecciones de ese cuerpo. Si el docente es amigo, el voto es favorable.

Durante el concurso de Antropología sucedieron algunas irregularidades muy fuertes. Uno de los jurados se paró y se fue en el medio del concurso. Eso no se puede hacer. El jurado debe estar durante toda la exposición de lxs postulantes pues es quien evalúa. El jurado es un equipo de evaluación donde cada unx debe aportar su perspectiva elaborada y consciente de lo que pasó. Entonces, ningún miembro del jurado puede ausentarse en ningún momento. Por otra parte, lxs miembros del jurado maltrataron a lxs postulantes durante el desarrollo del concurso. Entre otras cosas, interrumpieron las exposiciones de dos de lxs postulantes con comentarios malintencionados, le dijeron a uno de los postulantes algo así como “la próxima vez por ahí te va mejor” y “después de que te presentes quince veces capaz que ganas un concurso”, a otra le dijeron “hablas como enojada” y “te ofendes muy rápido”, entre otras cosas.

En cuanto al análisis de los antecedentes de lxs postulantes, el dictamen en disidencia de la jurada estudiantil deja en evidencia el análisis poco riguroso en el dictamen que da como ganadora a Bedín. Básicamente, no se analizaron los currículums vitae de manera detallada y se eligió ignorar antecedentes fundamentales del resto de lxs postulantes.

El concurso de Filosofía Moderna directamente nos traslada a un escenario escandaloso en el cuál el postulante Assalone admite en el plan de clase que el tema preparado para su coloquio se encuentra por fuera de los contenidos mínimos de la materia pero que su incorporación fue acordada con lxs juradxs. Cabe aclarar que cuando la jurada estudiantil alerta sobre esta situación, el jurado docente Manuel Comesaña la interrumpe y la desacredita para dar lugar a la farsa. Assalone intenta justificar su accionar reduciendo la discusión a una expresión lingüística y lxs consejerxs de la alianza UCR – Nuevo Encuentro hacen propia la argumentación. Sin embargo, la OCS 690 y la OCA 1313 son muy claras. Los temas sorteados para la realización del coloquio en los concursos deben ser parte de los contenidos mínimos de la materia. Y, por otra parte, no puede haber comunicación ni ningún tipo de acuerdo entre lxs postulantes y lxs juradxs. Este accionar reviste una falta gravísima a esa pretendida institucionalidad que dicen defender. Agrava la situación que el tema expuesto no sólo no se encuentra en los contenidos mínimos de la asignatura sino que es el tema de investigación del ganador. Casi como si la comisión asesora dijera: ¡quedate tranquilo, te ponemos jurados amigxs y vos hablás de lo que querés, total ya lo tenés ganado!

Las argumentaciones en el CA durante la sesión dejaron al descubierto la matriz del poder. El vicedecano Valcarce, quien presidió la sesión por la ausencia de Sleimen, intentó reducir las discusiones políticas a cuestiones semánticas. A su vez, cuando se criticaron las actitudes de lxs juradxs, sostuvo que nadie presentó una recusación previa (cuando sabe muy bien que jamás aprueban las recusaciones por más causales objetivas que existan: ver acá). El gremio docente ADUM que obviamente cuenta con su representante en el CA, la consejera Lombardi, quien debería abogar por que lxs concursos se den en circunstancias democráticas y abiertas, eligió callarse cuando el consejero graduado de su bancada – momentos después que el vicedecano hubiera dicho que nadie había presentado recusaciones– puso en tela de juicio la validez de las impugnaciones de los concursos y la recusación de los juradxs. Dichas instancias son  derechos adquiridos de los trabajadores docentes y de todxs lxs postulantes, más aun si en los concursos atentan contra la transparencia, contra la posibilidad de acceder a un cargo y encima sufren maltratos y son desmoralizados por parte del jurado. A su vez, cuando hubo notas con argumentos muy débiles contra los registros de antecedentes, fueron tomadas en cuenta como verdad absoluta, ahora que hay lluvia de impugnaciones con testigos de hechos bochornosos sólo se trata de “evaluaciones de concursos” y se las desecha sin siquiera responder las situaciones expuestas. Por su parte, HxEP, continúa con su práctica de tomar decisiones a espaldas de lxs estudiantes y de obedecer todos los mandatos docentes encomendados desde decanato.

La institucionalidad de la que hablan está hecha a su imagen y semejanza. Una institucionalidad tan profunda y compleja como la acción de levantar 10 manos para votar, como la acción de armar una comisión en 10 minutos. ¿Cómo llegaron a tener los 10 votos? Llamaron concursos donde pusieron juradxs para garantizar el ingreso de lxs amigxs, luego eligieron sustanciar primero los concursos donde se presentarían sus amigxs: un docente regular es un voto. Así ganaron la elección docente. Prometieron cargos (como siempre). Ganaron la elección de graduadxs. Abrieron dos carreras nuevas donde metieron a sus docentes: Ciencia Política y Cs. de la Educación. En ambas carreras le hicieron campaña a su brazo estudiantil. Ganaron la elección de estudiantes.

Esta institucionalidad de la que se jactan es la que les permite el lawfare que tanto le critican al macrismo. Las mismas herramientas institucionales les permiten camuflar la persecución política como cuestiones administrativas, formales o burocráticas, despersonalizadas, como si nadie se encargara de construir un entramado discriminatorio y bien planificado. Así, construyen causas contra trabajadorxs y estudiantes, intervienen espacios que se erigen opositores de manera democrática, avasallan carreras completas junto a sus comunidades y se escudan en reglamentos o figuras pomposas como memorandum. ¡Pero qué cultos, si hasta hablan en latín!

Ante estas arbitrariedades seguiremos peleando por el acceso democrático a la docencia. Seguiremos peleando para que de una vez por toda cese la violencia en los concursos y sean tomados en cuenta los derechos de lxs graduadxs y de toda la comunidad de Humanidades.

Hacerse la rata

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Los Consejeros docentes, la mayoría estudiantil Phronesis y el Consejero graduado (en usurpación del cargo) Assalone faltaron hoy a la sesión del Consejo Asesor Departamental (CAD) de la carrera, impidiendo su realización por falta de quorum.

Los estudiantes de Filosofía reunidos en asamblea de la carrera (el día 24 de abril) habíamos decidido las cuestiones para este CAD y los Consejeros Estudiantiles debían respetar el mandato de la Asamblea de Filosofía.

Una vez más los responsables de la debacle de la carrera se deslindan de sus responsabilidades políticas.rata_firmin

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¿Qué se trataba hoy en el CAD de Filosofía?

Casualmente, una de las cuestiones centrales eran los dictámenes de los registros de antecedentes correspondientes a Metodología de la Investigación Científica, materia que debía comenzar este cuatrimestre. Huelga decir que en la sesión previa del CAD (la primera del año) el compromiso asumido fue el de realizar el registro de antecedentes lo más pronto posible para no retrasar el comienzo de la cursada.

Hoy, mientras hacíamos tiempo esperando a los consejeros nos informamos sobre los dictámenes. Lo primero que notamos fue que ninguno de los dos dictámenes de los registros contaba con las firmas de los jurados estudiantiles. La secretaria nos aclaró que los mismos no se hicieron presentes en la comisión evaluadora, en el día y la hora acordados. Tanto los jurados titulares como los suplentes fueron propuestos por Phronesis, sin consulta previa y sin darnos la posibilidad de sugerir compañeros de la carrera para tal tarea.

Por otra parte ¿por qué los jurados docentes y graduados se reunieron en ausencia del claustro estudiantil? ¿Por qué los Consejeros Estudiantiles de Phrónesis presentan un reglamento para los registros de antecedentes y, al mismo tiempo, no garantizan que los jurados (puestos por ellos mismos) se presenten a la realización del registro? Si tanto dicen interesarse en los estudiantes, ¿Por qué no dan quórum el día que se trataría la designación de un docente sin el cual una materia no puede ser dictada?

 

El Departamental que no fue

Para el día de hoy, jueves 16, estaba convocada la segunda sesión del año del CAD de Filosofía. La misma tenía cita a las 15.30 hs., con la confirmación de asistencia de los claustros docente, graduado y la mayoría estudiantil (Phronesis). Cabe aclarar que cuando hablamos el martes con uno de los consejeros de Phronesis para ver si todos los consejeros podíamos participar del CAD en el horario convocado, se desentendió del asunto, alegando que aún no había leído el mail que nos había llegado desde la Secretaría del Departamento. El miércoles, Phrónesis nos envió un mensaje privado por Facebook para consultarnos si íbamos al departamental, cuando ya había confirmado su asistencia  ese mismo día en horas de la madrugada. Cabe preguntarse, ¿Por qué Phronesis consulta la asistencia de los consejeros del Colectivo de Filosofía, si ellos habían hecho su parte sin previa consulta con nosotros?

Llegado el día de hoy, a las 15.30, los consejeros del Colectivo de Filosofía aguardamos la llegada del resto de los consejeros en la puerta del departamento. También se encontraba esperando el consejero docente Rodolfo “Ruda” Rodríguez. Cuando llegó la secretaria nos comunicó que el Consejero graduado (Assalone) había mandado un mail “sobre la hora” (pasadas las 13:00 hs.) proponiendo posponer la sesión dado que la minoría estudiantil no había confirmado su presencia. Por supuesto no llegamos a leer ese mail porque nos encontrábamos en la facultad para la sesión del CAD. Seguimos esperando que llegaran los demás consejeros, y cuando se hicieron las 16 la secretaria declaró que la sesión había quedado sin quorum.

Nos preguntamos, si todos habían confirmado su presencia ¿por qué no fueron al departamental? ¿Acaso no les cerró alguna rosca? ¿Por qué si jamás acuerdan la fecha y la confirmación de la sesiones con el Colectivo de Filosofía, arguyen que se ausentaron porque desconocían si nosotros íbamos? Aún si nosotros, Consejeros por la minoría, no hubiésemos ido ¿en qué influye eso con la responsabilidad política que tiene el resto de los consejeros respecto del CAD?

Todo aquel que dice defender Filosofía pero en los hechos tiende a profundizar su pauperización, todo aquel que sólo dedica su esfuerzo a denostar a quienes hacemos algo por cambiar el estado de cosas; no hace más que defender el actual orden de las cosas. Seguiremos batallando para que la carrera se democratice definitivamente. Quienes acepten este desafío, nos encontrarán en la lucha.

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lechu psicodélica

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COLECTIVO de FILOSOFÍA

mayo / 2013

Sin pruebas y con cargos

De cómo una denuncia sin fundamento encubre la usurpación de cargos públicos

La Asamblea de Filosofía reafirmará, en las próximas líneas, dos puntos que consideramos importantes de los ya tematizados en el comunicado emitido el día 23 de marzo del corriente: en relación a las falsas acusaciones realizadas por un estudiante y un graduado de la carrera; y en relación a los cargos que dichas personas ocupan hoy ilegítimamente. Creemos que ambos hechos, el de la denuncia pública y el de la negativa privada a presentar la renuncia, se vinculan de cierta manera que expondremos a continuación.

El primero de ellos está relacionado con las calumnias expuestas en la denuncia pública por Eduardo Assalone y Francisco Casadei. Como mencionamos en nuestro comunicado anterior: “bajo ningún concepto la Asamblea de Filosofía resolvió agredir físicamente a ninguna persona, estando ese tipo de hechos muy lejos de constituir sus objetivos políticos». Para ser más claros: ningún miembro de la Asamblea de Filosofía agredió físicamente a nadie. Es por ello que instamos, a quienes estén dispuestos, a que denuncien (como son realmente las denuncias formales: con nombre y apellido) a quien ó quienes hayan protagonizado este hecho de violencia y muestren las razones/pruebas que justifican su vinculación con la Asamblea de Filosofía. A la vez exigimos que salgan a la luz las pruebas que tienen en sus manos para vincular a dos integrantes de la AF que “tomaban un café” con el “hecho de violencia” del que dicen ser víctimas. De lo contrario, las graves acusaciones y ofensas expuestas por Eduardo Assalone y Francisco Casadei tienen el carácter de calumnias. El hecho de violencia que refieren ha sido exprimido de manera sensacionalista, al punto tal de ser esgrimido como justificación para dispensarse de dar explicaciones por la usurpación de los cargos que ejercen ilegítimamente.

El segundo punto a reafirmar, que consideramos de suma importancia y que ha quedado solapado en virtud de una falsa denuncia a la AF, trata de los cargos de cogobierno que las personas mencionadas siguen ocupando. Si los consejeros fueron en una lista electoral, fue porque los eligieron por consenso en una asamblea. Asamblea a la que no asisten para decidir ni llevar la información del CAD. De más está decir, que la gente los votó bajo esa consigna de acción y que los cargos pertenecen a la asamblea y no a los individuos, en esto reside su carácter de mandatados. Repetimos: por todas las razones expuestas en el comunicado anterior, de las cuales la más grave de ellas “consiste en usurpar cargos electivos arrogándose su titularidad, cambiando de filiación una vez que hubieron accedido a ellos; modificando radicalmente el sentido de las acciones políticas, y desconociendo el carácter mandatado de los cargos en las formas de organización asamblearia”, los consejeros deben presentar la renuncia a los cargos que ejercen de manera ilegítima, tal como fue decidido en la asamblea pública del 21 de marzo y ratificado en la asamblea pública realizada en el día de la fecha.

La AF puede dar cuenta de su historia de lucha junto a organizaciones compañeras. Esa historia sustenta nuestro compromiso no sólo contra hechos de violencia física, sino también de violencia institucional. Esto incluye: persecución política, procesamientos, amenazas académicas; de la que hemos sido víctima nosotros mismos e incluso quienes ahora eligen poner distancia y estigmatizar a sus compañeros, vaya a saber en función de qué interés espurio. No es menor para nosotros que hoy esta gente se pare de la vereda de enfrente: criminalizando a quienes todos los días se exponen y ponen su cara y su cuerpo para cambiar la Universidad y sociedad en que vivimos.

Apelamos a que se haga justicia con la memoria de una asamblea que, desde hace 10 años, en los hechos, ha demostrado la posibilidad de cambiar las cosas por medio de la acción política, las discusiones en asambleas públicas, abiertas, con trabajo de base y horizontales. Ante la acusación de que no somos una “verdadera asamblea” sostenemos que no creemos que exista en el mundo algo así como arquetipos ideales; organizaciones puras, exentas de errores. Somos conscientes de que la participación es protagonista del cambio y por eso convocamos regularmente a las asambleas públicas, seas docente, graduado/a o estudiante. Aún siendo “pocos”, como refieren maliciosamente los denunciantes,  seguimos luchando por la participación del conjunto en la toma de decisiones. Con aciertos y tropiezos, pero siempre entre todos; porque hacemos, vamos transformando lo que creemos injusto para lograr lo que juzgamos mejor para todos.

Asamblea de Filosofía

9 de abril de 2012

Respuesta a las falsas acusaciones

Crónica de una Traición Anunciada

violencia es mentir

Los militantes de la Asamblea de Filosofía, por medio de la presente comunicación, cuya difusión fue decidida en una reunión pública el miércoles 21 de Marzo, desmienten las declaraciones formuladas el lunes 19 del corriente por parte de los consejeros Eduardo Assalone y Francisco Casadei. Queremos consignar aquí que bajo ningún concepto la Asamblea de Filosofía resolvió agredir físicamente a ninguna persona, estando ese tipo de hechos muy lejos de constituir sus objetivos políticos.

Los consejeros calumnian e injurian a sus propios compañeros impunemente e incurren en una falta de probidad al seguir detentando cargos mandatados por una organización a la que desconocen, llegando al punto de dictaminar su muerte. Los consejeros advierten elocuentemente que “si bien es cierto que la Asamblea ha muerto, no es menos cierto que estaba muerta desde hace ya bastante”. La pretensión adversativa de la primer parte de la oración no se confirma en la segunda: en realidad, podría haberse dicho simplemente que “hace tiempo la Asamblea ha muerto”. El decretar la “muerte de la Asamblea” por parte de los consejeros no puede ser sino una ambición insólita, al menos hasta tanto se encuentren formas de “eugenesia” política o de administración de certificados de defunción de expresiones colectivas. Un ejemplo palmario de la vitalidad de la Asamblea se advierte en la decisión (asentida por una numerosa concurrencia) de dar a conocer este comunicado. De otra parte, sería interesante escuchar de boca de los consejeros, una explicación acerca del concepto de “legitimidad autoconcedida” que mencionan en su denuncia. ¿Acaso no es legítimo que un grupo de personas se reúnan en Asamblea a través de una convocatoria pública? ¿En qué sería impugnable que se autoconcedieran la legitimidad?

Los hechos que referiremos aquí son de una gravedad que es preciso subrayar en toda la línea. El más pregnante de ellos consiste en usurpar cargos electivos arrogándose su titularidad, cambiando de filiación una vez que hubieron accedido a ellos; modificando radicalmente el sentido de las acciones políticas, y desconociendo el carácter mandatado de los cargos en las formas de organización asamblearia. Todas estas son causales para exigir que los consejeros, caso de tener escrúpulos, presenten la renuncia a los cargos que ejercen espúreamente.

Éste que aparece primero es el último de una prolongada serie de acontecimientos recusables. Será preciso enumerar, para echar un poco de luz sobre algunas cuestiones mencionadas por los consejeros, los “crímenes” políticos que determinaron su separación de la Asamblea. Estas cuestiones atañen concretamente a las acciones de algunos compañeros, que la apreciación colectiva ha juzgado como contrarias a las convicciones y valores abrazados por la Asamblea. Entre ellos se cuentan el manifestar que efectuaron aviesamente grabaciones no consentidas en asambleas y reuniones de militantes; tener conversaciones privadas con personas que forman parte de la gestión de la Facultad, transmitiéndoles datos confidenciales; extorsionar con el vaciamiento del claustro graduado en el Consejo Departametal, sugiriendo falazmente tener en sus manos la renuncia de la Consejera graduada Catalina Barrio; tomar decisiones particulares sin cumplir los mandatos del colectivo, tergiversando información sobre situaciones de hecho; no asumir cargos electivos en el Consejo Departamental, delegando la responsabilidad y la exposición en otros compañeros, priorizando sus propias situaciones personales por sobre las ajenas; no afrontar tareas decididas colectivamente; negarse a debatir sobre temas puntuales; tener una exigua participación en la campaña para las elecciones de los claustros graduado y estudiantil; no admitir el haber suscripto la decisión de romper el vínculo Asamblea-Espacio, negando haber firmado el documento que daba cuenta de esa decisión, cuando en efecto lo hicieron; ocuparse de la cooptación de compañeros a través de la conspiración y la falsedad ideológica; retirar el apoyo a los representantes estudiantiles y graduados en el consejo departamental; negar y minimizar tareas de la Asamblea, apropiándose asimismo, de algunas de ellas a título personal; valerse del trabajo ajeno para su propia vanagloria, adueñándose, por ejemplo, del Seminario Colectivo de Filosofía Contemporánea, y proponiendo invitar a participar en él a sectores anuentes a la gestión de la Facultad; hacer afirmaciones de veracidad dudosa sobre la negativa del respetado docente Andrés Crelier a dar su consentimiento para la realización del Seminario Colectivo en el caso en que militantes de la Asamblea decidieran participar de él, limitando, contradictoriamente, el acceso de los mismos a un espacio de conocimiento y debate pretendidamente amplio e irrestricto; esgrimir los cargos y posiciones que detenta cada uno como principio de autoridad, en desmedro de la horizontalidad que dicen defender, práctica que puede achacarse también a algunos militantes del espacio llamado Deconstrucción Asamblearia, quienes, invocando sus cargos de representación estudiantil, expresaron discutibles opiniones sobre la Asamblea de Filosofía sin haber participado nunca en ella, lo que implica no tener conocimiento cabal de la situación; apropiarse de los archivos de la Asamblea conservándolos en su domicilio particular; afirmar que eran expulsados en tanto practicaban mecanismos de auto-expulsión; tomar decisiones sobre convocatorias a Consejo Departamental a espaldas del mandato de la Asamblea; usufructuar consignas y símbolos característicos de la Asamblea para su militancia en otro espacio; promover la separación en la militancia de los claustros, siendo que el común de la Asamblea pretendía reunirlos, basándose en auténticas premisas igualitarias (Léase «Papanazi»); calumniar a compañeros a través de diversas vías de comunicación, entre ellas, en el importante afiche, confeccionado por la Asamblea, que hacía referencia a la desaparición de Luciano Arruga.

Los anhelos de aniquilación de la Asamblea se expresan tanto sea en palabras como en acciones, y se reflejan con claridad en la inspiración del comunicado de los consejeros, quienes queriéndolo o no, convienen con la gestión de la Facultad en la calidad de sus objetivos.

Los consejeros hacen una innecesaria referencia a la situación de estar “esperando el colectivo” al igual que otras personas circunstantes, dando a través de esa frase la nebulosa impresión de ser ciudadanos neutrales preocupados por su integridad. Los discursos del miedo, la desconfianza y la apelación morbosa, amplificada, a la violencia, son compatibles con una ideología de la seguridad, el sectarismo y la segregación que, apareciendo como denunciada, es en realidad vindicada. Las reacciones temerosas del ciudadano común amenazado son el caldo de cultivo más propicio para la imposición de mentalidades represivas.

Los consejeros, que supuestamente son, ellos mismos, miembros de la “autodenominada” Asamblea de Filosofía (es de interés aclarar que la inmensa mayoría de las organizaciones políticas son autodenominadas) sostienen que ésta convocó a una reunión en “pleno” receso de verano, supuestamente un domingo de noche (convocatoria que, según hay que aclarar, es resuelta colectivamente) y, expresándose en potencial, sostienen que en esa reunión se “habría” adoptado la decisión de desvincularse del espacio llamado Deconstrucción Asamblearia. Esta afirmación es extraña, en virtud de que el consejero Francisco Casadei concurrió a la citada reunión, expresando allí su opinión, curiosamente  favorable a la dicha desvinculación. Asimismo, faltan a la verdad cuando dicen que se les impidió usar los medios de difusión de la Asamblea, y se refieren, confusamente, a la situación de haber “creado” ellos mismos algunos de esos medios.

A continuación mencionan que “una decena” de estudiantes fueron virtualmente expulsados de la Asamblea, sin consignar sus nombres ni las circunstancias en que esto pudiese haber ocurrido. Es una forma inicua de ver la política el ignorar las importantes relaciones del ejercicio del poder en el nivel más amplio con el que se observa en las instituciones y espacios puntuales. También lo es reducirla a las circunstancias de la psicología individual. Los eventuales decaimientos en el vigor de la militancia asamblearia se explican, a nuestro entender, por el cambio de paradigma en las prácticas políticas a nivel nacional, que transitaron desde la exaltación del autogobierno en la época de la crisis de 2001, hasta el regreso de la confianza en las instituciones de la democracia liberal y la representatividad. A un nivel restringido, la gestión de la Facultad, preocupada por la preservación de las instituciones de administración, no se aviene con las premisas de la participación asamblearia e igualitaria, y ejerce para su eliminación todo tipo de prácticas corporativas y de criminalización del reclamo.

Los consejeros dicen que las diferencias entre militantes de la Asambleafueron “silenciadas” cuando es el caso de que siempre se les ha dado la oportunidad de hablar claro. Incluso se los ha instado a que lo hagan, negándose ellos sistemáticamente. Por otro lado, aunque manifiestan no abjurar de los principios asamblearios, parecen hacerlo efectivamente cuando se autodefinen como consejeros sin mención de la Asamblea por la que han sido mandatados. Asimismo, subvierten sus convicciones cuando amenazan con recurrir a leyes punitivas contra las que se pronunciaron en instancias anteriores de su militancia, como la Ordenanza 822. La existencia de esta ordenanza es un claro ejemplo de criminalización y persecución que fue aplicado para disuadir a estudiantes, graduados y docentes de Humanidades en ocasión de las protestas sobre la transparencia de los concursos de la carrera de geografía (Léase Documento por la derogación del régimen disciplinario estudiantil)

Hay que destacar que los militantes de la Asamblea de Filosofía no tuvieron nunca la intención de publicitar las diferencias internas que la afectaban, no obstante la actitud de los consejeros y otros militantes a los que ya nos hemos referido, que reproduciendo procedimientos de la gestión, apelaron a la denuncia, la delación pública y las charlas ocultas y a puertas cerradas, han ocasionado que la Asamblea no pueda guardar silencio ante la serie de difamaciones y acusaciones recibidas. Lamentamos que la deriva política transforme a compañeros en partisanos que engrosan las filas adversas, sin eximirlos de su culpa política. Hay militantes que se dicen compañeros, pero anteponen su carrera académica y sus posiciones de poder a las responsabilidades colectivas y la trayectoria política, publicitan las disensiones internas favoreciendo los intereses de la gestión de desarticular la Asamblea, amenazan con las armas de la burguesía, y bregan por el trato represivo y punitivo hacia las manifestaciones colectivas y los espacios públicos de participación y opinión.-

 

 

Asamblea de Filosofía

Viernes 23 de marzo de 2012