Cursadas virtuales (para quienes pueden). ¿Y los finales? ¿Y las prácticas docentes?
Pasó un largo tramo del cuatrimestre de cursadas virtuales bajo el slogan “Quedate en casa”. Aunque no vemos las sillas vacías es evidente el desgranamiento estudiantil. Lxs estudiantes, se han visto expulsadxs de las aulas virtuales por diversos motivos: falta de acceso a las plataformas, ausencia de dispositivos para leer, problemas de conectividad, desinformación por parte de la facultad, dificultades para acceder a los materiales (virtuales o fotocopiados) y sobre todo la ausencia de un acompañamiento sostenido. Sumado a todo esto, la llamada continuidad pedagógica no contiene a lxs estudiantes, quienes, por la cuarentena, vieron afectadas sus condiciones de vida. Nos referimos a quienes además de estudiar trabajan, tienen niñxs o personas a cargo y/o no disponen de tiempos ni espacios aptos para estudiar. Además, lxs estudiantes que vienen transitando sus carreras se ven imposibilitadxs de rendir exámenes finales y lxs estudiantes del profesorado no pueden realizar sus prácticas docentes. En cuanto a los exámenes finales, la decana Silvia Sleimen manifestó públicamente en la sesión informativa del mes de abril del Consejo Académico que frente a las consultas del Rector, fueron ella y el resto de lxs decanxs, quienes dieron la negativa para su realización.
Ingresar a la Universidad en el contexto habitual, con modalidad presencial, suele ser complejo. Siempre entendimos que la mejor manera de llevarlo adelante es mediante el compañerismo, la solidaridad y las prácticas colectivas. En un contexto como el actual, de aislamiento, el proceso se vuelve dificultoso y hostil. Y lo es aún mucho más cuando la conducción del Centro de Estudiantes de Humanidades, Humanidades x el Proyecto, se preocupa más por su alianza con las autoridades que por los derechos de lxs estudiantes. Es necesario que el CEH se organice con independencia de las autoridades para combatir el desgranamiento estudiantil y que elabore colectivamente políticas propias para que ningunx compañerx se quede afuera.
En este contexto, no podemos dejar de resaltar que también aparecen en escena los problemas estructurales de la universidad. Son aquellos que no son exclusivos de la situación de cuarentena. La educación pública de calidad no es para todxs. Las cuestiones de clase continúan prevaleciendo ante la falta de respuestas de las autoridades. La Universidad no contiene y no se comunica, lo cual provoca, por ejemplo, que el Servicio Social Universitario se encuentre desbordado, además de que ofrece respuestas bajo parámetros cuantitativos obsoletos. ¿Quién puede sostener que unx estudiante con un teléfono al que a veces le puede activar los datos móviles reúne las condiciones básicas para estudiar? Todxs sabemos lo que cuesta, en relación a la vista, leer desde el teléfono pero aun es más difícil plantear la posibilidad de la construcción de conocimiento en igualdad de condiciones a partir de la actividad exclusiva desde ese tipo de dispositivos.
En este contexto, es increíble recibir noticias de que en algunas asignaturas se han empezado a “purificar” las aulas virtuales y las planillas de estudiantes, enviando un email a quienes hace tiempo no acceden a la plataforma. Es más, si no accediste al aula virtual por falta de conexión probablemente tampoco te puedas enterar de que quedaste afuera porque te lo comunican por un email que no podrás leer por la falta de conexión.
¿Es el trabajo de lxs docentes solucionar los problemas de cada estudiante? No, claro que no. Y reconocemos el trabajo que están llevando adelante de manera incansable en este contexto. Son las autoridades quienes deben responder a estas problemáticas y llevar adelante las políticas de inclusión y de diálogo constante entre docentes, estudiantes y servicio social.
Es un hecho: lxs estudiantes se mantienen en la universidad como pueden. La sobrecarga de material para trabajar, la poca actividad multimedia y de clases virtuales son un claro retroceso en materia pedagógica. La resolución constante de guías de actividades y trabajos prácticos simultáneos, que solo en ocasiones obtienen devolución, no garantiza un proceso de enseñanza aprendizaje. ¿Acaso consideramos a lxs estudiantes como una tabula rasa? ¡Ni siquiera pasó Freire por acá!
Lxs estudiantes que llevan más tiempo lidiando con sus disciplinas han naturalizado el caos en Humanidades. En un contexto excluyente, las autoridades optaron por tomar medidas que provocan la exclusión también de esos sectores: ¿qué hacen lxs estudiantes que solo tienen los exámenes finales o las prácticas docentes por delante? La suspensión de mesas de finales en Mayo y la imposibilidad de rendir para quienes adeudan más de tres finales, sumado a la imposibilidad de llevar adelante las prácticas docentes está generando un estancamiento en la formación de lxs estudiantes avanzadxs. Las autoridades de Humanidades nuevamente se entregan a la lógica del “todo pasa” y te dejan en espera, en stand by. ¿Por qué consideran que se puede cursar de manera virtual pero no dar finales o hacer las prácticas docentes? ¿Cuál es el currículum oculto prescindible de la cursada presencial y cuál el de los exámenes finales que resulta imprescindible?
De esta manera, nos interesa continuar profundizando el debate sobre la “continuidad pedagógica” en Humanidades. A nuestro humilde entender, a pesar de los esfuerzos de lxs docentes y de lxs estudiantes, la misma no se está garantizando para todxs. Por eso, proponemos una serie de cuestiones concretas en vistas del cierre del cuatrimestre y de un segundo cuatrimestre sobre el cual todavía no tenemos precisiones pero que imaginamos bajo condiciones sanitarias similares:
– Plan integral de desarrollo de las clases virtuales que garantice la continuidad pedagógica.
– Mesas virtuales de examen final para todxs lxs estudiantes que lo requieran.
– Programa de prácticas docentes virtuales.
– Gestiones para que Servicio Social Universitario cuente con más y mejores herramientas de cara a la situación actual.
¡Que la Facultad de Humanidades no deje a nadie afuera!
¡Organicémonos para frenar el desgranamiento y para lograr condiciones de cursadas más justas!
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