Persecución política, perpetrada por la Decana de Humanidades, en el contexto de la cuarentena contra uno de lxs estudiantes que encabezó el reclamo por las ayudantías. La Decana Sleimen resuelve la designación de cinco de las ocho ayudantías y deja a Francisco Arias sin designar, sin cobrar su sueldo y sin obra social en el contexto de la pandemia. Victoria de la lucha e inmediato castigo a uno de lxs organizadores. La decana Sleimen se cree el Sheriff del pueblo y agita sus pistolas al aire: ella está sobre la ley, ella se cree la ley y no le importa lo que digan los reglamentos, ni los derechos, ni nada. Esto no se aguanta más.
Fueron 8 comisiones asesoras (juradxs) sugeridas por el CAD de Filosofía, 8 comisiones asesoras aprobadas en el seno del Consejo Académico de la Facultad de Humanidades (órgano resolutivo), 8 concursos sustanciados con amplia participación de postulantes, 8 ganadores con dictámenes unánimes, 8 concursos sin impugnaciones por parte de lxs otrxs postulantes, 5 designaciones y 1 perjudicado. La decana es responsable.
No hay motivo que se pueda explicitar. La Resolución de Decanato (clic para leerla completa) es muy clara. La única irregularidad en el circuito es el desempeño de la Decana Silvia Sleimen. Ella misma se autoincrimina al tomarse atribuciones por fuera de las que le corresponden por su cargo, desconoce las ordenanzas y los estatutos y ejerce discriminación contra un estudiante. Todo este accionar se enmarca en los causales por los que un decano “deberá ser separado de su cargo” de acuerdo a lo que plantea el propio Estatuto de la UNMdP, cuando en su artículo 93 inciso B detalla al “mal desempeño de sus funciones”.
Meditemos un segundo sobre el hecho que desnuda la lógica. La RD reza que en el caso del presente expediente se observa que tres de las ocho designaciones propuestas tienen como destinatario a un mismo estudiante. La Decana observa un hecho del mundo. Y continúa: este hecho es inédito en la Facultad de Humanidades y se aleja por lo tanto de cualquier situación ordinaria que se haya tratado. Adjetiva el hecho del mundo, toma impulso (no mucho, por cierto) y da el salto: no corresponde resolver en una Resolución del Decanato una cuestión de fondo, que atañe a la naturaleza de los objetivos institucionales que la Facultad persigue a través de la designación de ayudantes estudiantes. Argumentación desaprobada en cualquier TP, parcial o tesina. El sofisma de la Decana se detiene en esa observación -aún cuando en el mismo expediente hay otro estudiante que obtuvo 2 cargos-, aprueba el resto de las designaciones y concluye que no aprobará la designación de Arias porque obtuvo 3 cargos.
Esta forma de argumentar solamente responde a que la Decana quería cumplir con su objetivo político: no designar a Francisco Arias en los cargos que concursó y ganó de manera justa. De otro modo, ¿cuál es la cuestión de fondo que tiene que resolver justo en el momento en el que en realidad sólo le corresponde designar a 8 ayudantes estudiantes, entre ellxs a Francisco Arias? ¿No sería saludable que dichas cuestiones de fondo sean discutidas en el momento y lugar indicado? ¿Cómo se sigue de esa “argumentación” que un postulante que gana 2 ayudantías es designado en las 2, mientras que Francisco Arias gana en 3 materias y no se lo designa en ninguna? ¿Lxs otrxs ganadores de los concursos cumplen con los objetivos institucionales que la Facultad persigue a través de la designación de ayudantes estudiantes pero Francisco Arias no? ¿Por qué? ¿Por ganar tres concursos? ¿Qué nunca haya sucedido vuelve ilegal el hecho? ¿Por qué no le avisaron al estudiante que no se presente en el tercer concurso? ¿Tampoco en el cuarto concurso, del cuál en ese caso no resultó ganador? ¿Era acaso una trampa? No, no le avisaron nada porque NO hay nada contraestatutario en el desempeño del estudiante ni en el expediente completo de estos ocho concursos. La normativa vigente no prohíbe que un estudiante pueda acceder a más de un cargo ganado por mérito académico, por lo cual no sólo no puede ser una razón para no designar, sino que constituye una ilegalidad por parte de la Decana tomarse atribuciones que desbordan las ordenanzas y los estatutos de la UNMdP. De hecho, existe una normativa vigente que habilita a un docente en la universidad a tener como máximo 5 cargos simples.
A todo esto, la conducción del CEH, HxEP, defiende nuevamente a Decanato por sobre los derechos y el trabajo de lxs estudiantes. No se equivocan, actúan consecuentemente. Son perfectamente fieles a su entente con decanato, pasando por encima de la comunidad estudiantil que dicen representar. ¡Indignante! Ante las consultas en relación a la posición que tomarían frente a la resolución, nos contestaron que acuerdan con la RD de principio a fin. Acuerdan con la decisión de dejar a un estudiante trabajador sin salario y sin obra social en el contexto de la cuarentena. No es la primera vez que, como conducción del CEH, actúan como los sindicatos amarillos pactando con las patronales la entrega de la lucha de sus trabajadorxs.
Lamentablemente, siempre puede haber algo peor. Sabemos que la miseria humana puede llegar lejos, pero cada día nos sorprendemos más. Lxs estudiantes de HxEP, lejos de encabezar la lucha de la designación de aquellxs estudiantes que debería representar como gremio, salieron a buscar algún motivo que pudiera ensuciar el procedimiento de los concursos con el único fin de lavarle la cara a la decana. Se comunicaron con postulantes de los concursos en los que Francisco Arias resultó ganador para alentarlos a que presenten impugnaciones. HxEP efectivamente es el brazo estudiantil de vigilancia y protección del ejercicio autónomo de la ley que ejerce la Decana Silvia Sleimen. Sus maniobras no pueden describirse de otro modo que como miserables. ¿A quién puede pedirle apoyo el estudiante si su propio gremio está actuando como la Policía del Sheriff?
Las ayudantías estudiantiles son cargos a término con duración de un año. Los papeles con el llamado a concursos para las ayudantías 2020, están presentados desde el año 2018. Correspondía que se llamaran en 2019. Decanato decidió que no sucediera. Ofrecieron la “opción” de llamarlos para Agosto de 2019, el Departamento de Filosofía aceptó, los papeles eran los mismos, Decanato volvió a no llamar los concursos. Se perdió un año entero de ayudantías para Filosofía, ocho cargos rentados que no pudieron ser cubiertos por ningunx estudiante. ¿Qué pasó con esa plata? Nadie lo informa. A fines de 2019 y principios de 2020, finalmente, tras la insistencia del Departamento y la comunidad de Filosofía, se realizaron los concursos en tiempo y forma, listos para que se designen a lxs ganadorxs y comiencen a trabajar en Abril, como en todas las otras carreras.
Vaya sorpresa cuando llegó Abril y, sin ningún motivo explícito, Filosofía fue la única carrera en la que no se designaron ayudantes estudiantes, una vez más. Llegamos hasta acá en el sinsentido de desprolijidades. Lamentablemente, nosotros no podemos decir que esto sea inédito, es más bien moneda corriente de la gestión Sleimen. No es inédito. Es ilegal. En plena pandemia, con la miseria que azota a lxs estudiantes y sus familias: recorte de recursos. Tras la campaña desplegada en medio de la cuarentena, con la angustia de quienes contaban con ese sueldo, frente al cinismo de las excusas de Decanato y sus acólitos pero con el compañerismo de las organizaciones del campo popular que componemos la vida política en la Universidad, logramos visibilizar este desastre organizado. Frente a eso, la respuesta de Decanato fue un nuevo embate contra la carrera de Filosofía, nuevamente personalizado en un compañero: persecución política.
Insistimos una vez más en que estos ataques personalizados no son personales sino que buscan con temeridad generar miedo y censurar cualquier posibilidad de crítica sostenida consecuentemente. Repudiamos este hecho como un eslabón más de una cadena de infamias que pretenden sujetar y amordazar a las voces críticas que se levantan contra el accionar de la gestión y sus acólitos. Nos dirigimos al conjunto de la comunidad académica y las fuerzas políticas que consideren un derecho legítimo la diferencia en el pensar. La situación del compañero en particular es una expresión de una preocupante y grave situación de persecución política general. Los ataques en este contexto contra nuestro compañero y contra nuestra organización no son contra un particular, un aliado o un adversario político sino contra la libertad de crítica. Si nos arrodillamos frente a los hechos consumados seremos incapaces de levantarnos frente al porvenir.