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Tu negocio es muy difícil de explicar y fácil de enseñar.
[P.R y sus Redonditos de Ricota, Lobo suelto, cordero atado]
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La apertura de la carrera de Ciencias Políticas en la Facultad de Humanidades es una buena noticia. Aunque, nos ha sorprendido a la gran mayoría. Recorremos los pasillos de la Facultad de Humanidades todos los días, pero la información nos llegó por el periódico. Y eso sí que no nos sorprende, porque estamos acostumbrados. Ocultar la información es algo así como la piedra de toque de la política de la gestión de Humanidades. También fue un logro la apertura de la carrera de Sociología ocho años atrás. Pero hay que decir que no hubiese sido posible ni su apertura, ni su continuidad sin la organización y la lucha del movimiento estudiantil. Fue así que se logró que se respeten los acuerdos para la reapertura de la carrera, que no se nombren los docentes en base a amiguismos y por el método de la dedocracia (tan usual en Humanidades), que se consigan algunas aulas para paliar momentáneamente el problema edilicio e incluso que Sociología sea hoy parte del Complejo Universitario. Teniendo en cuenta el pasado reciente, la apertura de Ciencias Políticas pone sobre la mesa numerosos interrogantes de cara al futuro.
¿Cuáles serán las condiciones de cursada?
Se ha concretado la apertura de una nueva carrera en la Facultad de Humanidades que actualmente presenta un grave problema edilicio. Ésta se halla colapsada de estudiantes que corresponden a las carreras ofrecidas al día de la fecha, mientras que la gestión –tanto de la Facultad como de la Universidad– no ha dado señales de tener voluntad política para resolver el problema. No es antojadizo remarcar este punto ya que contamos con el reciente ejemplo de lo acontecido en la carrera de Sociología: tras varios años de cursar en el gimnasio de Luz y Fuerza, forzados por el colapso de uno de sus techos, las autoridades mudaron todo a las aulas de Humanidades. Allí, los compañeros fueron sometidos a cursar «a los ponchazos» donde hubiera un rincón –ya sea en donde se desocupara un aula o directamente en la sede de ADUM–.
Ante el panorama político que se presenta de cara al año que viene, identificamos la profundización del ajuste por parte de la derecha –tanto del sciolismo como de la “alternativa” macrista/radical–. Desde el Colectivo de Filosofía, vemos la necesidad de plantear una lucha por el edificio único para Humanidades, una reivindicación histórica que se presenta más importante y actual que nunca. Además, la lucha debe marcar la dirección hacia un debate sobre la administración de los recursos y el presupuesto de la Facultad.
¿En qué condiciones se seleccionó y cuál fue el criterio para conformar el Plan de Estudios de la Carrera?
El plan de estudios de la carrera de Ciencias Políticas es un conglomerado de materias pertenecientes a otras carreras. De hecho, los tres primeros años de cursada que se incluyen en la propuesta parecen responder a un ciclo común entre Sociología y Ciencias Políticas. Así, de un plumazo, tenemos dos carreras en una. Y después: ¡a pagar el posgrado! Porque no existe la especificidad en esta propuesta, ni una orientación clara hacia las Ciencias Políticas. En este plan de estudios presentado por la gestión de la Decana Coira, y decidido a espaldas de la comunidad educativa, queda expresado el empobrecimiento mismo de una disciplina importantísima de las Ciencias Sociales.
¿Cómo se asegurarán las condiciones para un ingreso democrático a la docencia?
La decana de la Facultad María Coira comenta en los medios de comunicación que «no se hablará de este tema (los concursos para el ingreso de nuevos docentes) hasta dentro de 3 años» y, mientras, se patea el problema para cuando los estudiantes estén cursando el segundo año de la carrera. Es decir, los docentes tendrán que trabajar con el doble de estudiantes. Van a trabajar en Ciencias Políticas y en Sociología, en Ciencias Políticas y en Historia: los docentes sufrirán una precarización efectiva de sus condiciones de trabajo. Pero además, la iniciativa por parte de una gestión viciada de nepotismo será aumentar el grueso de las designaciones a dedo para así lograr conformar la planta docente de esta nueva carrera. Nuevamente, hablamos a través de la historia recorrida y de hechos concretos, lo hacemos teniendo en cuenta la experiencia que dejan los más de 20 años desde la reapertura de Filosofía –en el año 1994–, dónde el número de designaciones a dedo resulta escandaloso para cualquier institución pública.
De esta manera, es de gran importancia asegurar las condiciones para que se realicen los concursos abiertos, en vistas del acceso a los cargos en esta nueva carrera; para asegurar el acceso democrático y abierto, con criterios claros, y hacer frente al modo de conducirse según el amiguismo y el favoritismo político de esta gestión, el cual, como ya hemos dicho, conduce al colapso de la educación superior.
¿Cuáles son las políticas de permanencia de los estudiantes?
Este año hemos visto que el progresivo ingreso irrestricto no se ha visto acompañado de políticas tendientes a la permanencia de los estudiantes. Así, el edificio que año a año utilizaba sólo humanidades, albergó durante el 2015 también a muchísimos estudiantes de otras facultades. Esto provocó un aumento exponencial de la matrícula que desbordó las instalaciones. La única aula que armaron, donde antes estaba la sala parlante de la biblioteca, estuvo lista a partir del segundo cuatrimestre. Mientras tanto, el ingreso irrestricto se vio obstaculizado en los hechos por problemas de todo tipo: cientos de personas que quedaban afuera de las cursadas; la misma cantidad de administrativos para el doble de demandas –con todo lo que ello implica–; cursadas itinerantes –pues algunas asignaturas no contaban con aula de cursada fija– cursadas los días sábados; dificultades sistemáticas para la inscripción –tanto a las carreras como a las materias– (esto hizo que muchos estudiantes tuvieran que cursar de las 8 de la mañana a las 6 de la tarde del sábado todas las materias del cuatrimestre: francamente inhumano); falta de información general y un largo etcétera. En resumidas cuentas, se hicieron más evidentes aún las cuestiones cotidianas que facilitan la deserción de los estudiantes.
La deserción estudiantil es un fenómeno que golpea a muchas de las carreras; un caso del que tenemos conocimiento es el de Filosofía, cuyo ingreso no cuenta con más de 50 personas de las cuales, para el segundo cuatrimestre, solo permanecen alrededor de 20. Aún más, el promedio de graduados de la carrera no alcanza a dar un graduado por año. Todas las cuestiones enunciadas en el párrafo anterior, sumadas a la falta de bandas horarias –que permitan cursar a estudiantes los cuales también son trabajadores–, no hacen más que acrecentar el porcentaje de deserción estudiantil. Sin embargo, los recursos y la voluntad política para resolver estas situaciones, brillan por su ausencia.
La reapertura de la carrera de Ciencias Políticas, al igual que la de Sociología en su momento, viene a cerrar una vieja herida abierta desde el último terrorismo de Estado. Pero sabemos que con la sola apertura no alcanza y estamos convencidos de que, así como sucedió con Sociología, será la organización y la lucha de los estudiantes el único camino capaz de dignificar y construir esta historia.
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Colectivo de Filosofía
Noviembre 2015
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