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A partir del 2003, luego de la crisis y rebelión del 2001, en Argentina hubo una recomposición del dominio político de las clases dominantes y una relegitimación de las instituciones comandadas por el gobierno de los Kirchner y sustentada en una expansión de la economía (fruto del cambio en el modelo de acumulación). Lo construido en la postrimería de aquellos años se fue desarticulando a partir de los límites propios de esas experiencias, pero sobre todo mediante la intervención activa del Estado. El gobierno de los Kirchner por las vías de la cooptación y la persecución logró establecer una dinámica política con características distintas al de las décadas pasadas que planteó una situación con complejidades nuevas para las organizaciones populares. La etapa actual, si bien se caracteriza, entre otras cosas, por el éxito de la fuerza gobernante en la neutralización del desarrollo de algunos de los frentes de lucha planteados durante la etapa anterior al 2003, está plagada de contradicciones. Actualmente vivimos una recuperación y desarrollo del frente sindical con un progresivo crecimiento y fortalecimiento de las experiencias anti burocráticas de izquierda. Además el agotamiento de ciertas experiencias de lucha fue acompañado con un aprendizaje organizativo de muchos espacios del campo popular. Nuestro espacio obviamente no se encuentra por fuera de esta realidad.
La Asamblea de Filosofía (AF) nació al calor del ciclo de luchas iniciado en diciembre de 2001. Al igual que muchos de los espacios que surgieron en aquella etapa, la AF siempre impulsó una lógica de organización horizontal, asamblearia y de base. A lo largo de estos años este espacio siempre ha estado presente en la cotidianidad de nuestra carrera pero no se ha limitado sólo a dicho aspecto. La AF fue partícipe y protagonista de las distintas luchas que se llevaron adelante en la universidad y en las calles. Fuimos conducción del Centro de Estudiantes de Humanidades como parte del Frente 20 de diciembre expulsando a la Franja Morada y desde el 2001 hemos tenido presencia en los consejos departamental, académico y superior. Con el correr del tiempo nuestra organización y sus participantes fuimos madurando y hemos logrado desarrollar una política interclaustral con estudiantes, graduados y docentes. Pero nuestra participación también excede la vida universitaria. En la senda del trabajo de difusión y socialización de la información que veníamos llevando adelante desde la asamblea hemos empezado un trabajo de prensa en el ámbito de la ciudad. Actualmente participamos en COMUNA (Colectivo de Comunicación Autogestionado) como miembros de la RNMA (Red Nacional de Medios Alternativos) en pos de construir una comunicación comunitaria, alternativa y popular.
La asamblea, por su propio carácter, ha sido un espacio en constante renovación y gracias a ello ha podido mantenerse activa en la vida política universitaria y extra universitaria, siempre guiados por la consecuencia en los principios políticos asamblearios y del lado de aquellos que padecen las injusticias de esta sociedad y eligen organizarse. Es por prepotencia de trabajo que hemos logrado resistir los embates de las distintas gestiones y sus camarillas adictas. Hoy -en un contexto donde prodigan quienes se proclaman hijos del 20 de diciembre pero reniegan de su herencia política-nosotros seguimos insistiendo en la metodología asamblearia como clave de politización para los espacios de base. Tras más de 11 años de construcción los actuales integrantes de la Asamblea de Filosofía hemos alcanzado niveles de acuerdo y organicidad que nos permiten y nos plantean la necesidad de refundar nuestra práctica política. Es por esto que decidimos constituirnos como Colectivo de Filosofía. Entendemos que de esta manera preservamos nuestro desarrollo e historia a la vez que continuamos en el camino de la apertura hacia el desarrollo asambleario.
Desde una vida rebelde -en este orden social que utiliza la división entre trabajo intelectual y manual como uno de sus soportes para la dominación- resulta imposible habitar la universidad sin cuestionar su estructura. La crítica de los modos de producción de conocimiento y su función social resulta ineludible, como momento del amplio abanico de tareas en la construcción de una alternativa a la realidad vigente. La filosofía será crítica o no será: ¡recuperemos nuestro pasado de manos de quienes lo mancillan, critiquemos lo que han hecho con nuestro presente y expropiemos el futuro porque no hay nada para nosotros en el que nos ofrecen!
Desde este nuevo lugar seguiremos construyendo en la senda de los que luchan por una sociedad sin explotación ni patriarcado, por abajo y de manera antiburocrática, a través de la lucha en las aulas y en las calles, decidiendo asambleariamente y en pie de igualdad. Apostamos a la organización unitaria, en la senda del clasismo, de los trabajadores junto al resto de los sectores oprimidos, tomando en nuestras manos la construcción de una nueva sociedad y el entierro definitivo de la miseria de lo existente.
Nos denominaremos Colectivo de Filosofía y aún así seguiremos llamando a asambleas, aunque los nominalistas se aflijan. Y basta. Ya no escucharemos los rumores tibios de los mandarines ni los siseos pulcros de los obsecuentes. Pues ya no queda lugar para discutir las denominaciones propias o ajenas, solo queda lugar para cuestionar la dominación o defenderla.
“Han pasado esos tiempos. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra filosofía, no conversando continuamente de filosofía, sino en orgullosa compañía de los de abajo, escribiendo las páginas de la nueva historia que encerrarán la violencia de un cross a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, una lucha tras otra y que los eunucos bufen. El porvenir es triunfalmente nuestro. Y que el futuro diga.” R. A. Las lechuzas que lanzan llamas.
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